Cómo crear un flujo de trabajo efectivo para mis clases virtuales

Cómo crear un flujo de trabajo efectivo para mis clases virtuales

Dar clases en línea puede sonar fácil: te conectas, explicas tu tema y listo, ¿no? Bueno… no exactamente. Para que la experiencia sea sencilla y sin trabas tanto para ti como para tus estudiantes, necesitas un buen flujo de trabajo que te ayude a organizar desde la planeación hasta la evaluación. ¿Tienes un temario listo? ¿Vas a dar clases en grupo o uno a uno? ¿Serán en vivo o pregrabadas? ¿Cómo organizarás materiales y tareas? No te preocupes, aquí te guiamos paso a paso para crear un sistema eficiente, aprovechando herramientas digitales que faciliten y optimicen tu proceso.

Prepara tu contenido

Una buena clase necesita estructura, así que antes de comenzar, planifica tu contenido para que sea claro y fácil de seguir.

  • Elabora temarios, guiones y calendarios: Usa herramientas como Google Workspace, Microsoft 365 o Notion para organizar temarios y estructurar cada lección. Esto te permitirá llevar un control de los temas, evitar repeticiones y preparar cada clase con anticipación.

  • Diseña presentaciones y material visual: Mantener la atención en una clase virtual puede ser un reto, por eso el material de apoyo es esencial. No solo refuerza lo que explicas, sino que también ayuda a los alumnos a recordar mejor la información. Plataformas como Canva, Genially o Prezi te permiten crear presentaciones atractivas, infografías interactivas y recursos visuales que harán tu clase más dinámica.

  • Organiza una biblioteca de recursos: Tener todo el material en un solo lugar facilitará el acceso a quien lo necesite. Plataformas como Google Drive, OneDrive o Dropbox te permiten almacenar y compartir lecturas, plantillas o documentos imprimibles de manera rápida y sencilla.

 

Elige el mejor formato para tus clases virtuales

Ya sabés qué vas a compartir, el siguiente paso para crear un flujo de trabajo es decidir cómo impartirás tu contenido. Existen varios formatos que pueden ser de utilidad al momento de enseñar lo que sabes a tus alumnos y cada uno tiene sus ventajas y desventajas: 

  • Clases en vivo. Te permiten interactuar en tiempo real, resolver dudas al momento y adaptar la clase según la respuesta de los alumnos. Son ideales para materias que requieren retroalimentación inmediata, como idiomas o música. Plataformas como Zoom, Google Meet o Microsoft Teams facilitan la videollamada, el uso de pizarras digitales y hasta la creación de salas de trabajo para actividades en grupo.

  • Clases uno a uno vs. grupales. Si quieres dar atención personalizada, herramientas como ClassDojo o LearnCube te ayudan a dar seguimiento al progreso de cada estudiante. Para clases grupales, Google Classroom o Moodle permiten organizar materiales, tareas y foros de discusión, manteniendo todo en una sola plataforma.

  • Clases pregrabadas. Si prefieres que tus alumnos avancen a su ritmo, grabar tu contenido puede ser una gran opción. Con herramientas como Loom, OBS Studio o Camtasia produces videos explicativos de calidad. Luego, puedes distribuirlos a través de plataformas como Teachable, Udemy o YouTube, dependiendo de si buscas monetizar o dar acceso gratuito.

Impulsa la comunicación y participación en tus clases virtuales

Elegir el formato adecuado dependerá del tipo de curso que quieras ofrecer y del nivel de interacción que busques con tus estudiantes. Una vez que lo tengas claro, ya diste un gran paso. Pero ojo: dar clases virtuales no es solo encender la cámara y hablar sin parar. La interacción y el dinamismo también cuentan ¡y mucho!

Si das clases en vivo, tienes disponibles varias herramientas para mantener la atención y participación de tu grupo. Por ejemplo, plataformas como Mentimeter o Kahoot te permiten lanzar encuestas, juegos o quizzes en tiempo real. Y si necesitas explicar conceptos más visuales o fomentar el trabajo colaborativo, apóyate en pizarras digitales como Miro, o Whiteboard.fi, donde todos pueden escribir y construir ideas juntos.

¿Prefieres grabar tus clases? Entonces piensa en abrir canales de comunicación asincrónica para mantenerte cerca del alumnado. Espacios como Slack, Discord o Telegram son perfectos para resolver dudas, compartir materiales y mantener viva la conversación sin necesidad de estar conectados al mismo tiempo.

Usa herramientas para evaluación en tus clases virtuales

Una vez que termina la clase, llega el momento de observar cómo van tus estudiantes y ofrecerles retroalimentación útil. No siempre es necesario calificarlos con una nota, pero sí es buena idea hacer un seguimiento para identificar qué temas ya dominan y cuáles necesitan más refuerzo. Una opción es aplicar cuestionarios o exámenes en línea con herramientas como Google Forms o Quizizz, que además te permiten recopilar resultados de forma automática.

Si usas plataformas como Moodle o Edmodo, ahí mismo puedes llevar un registro de sus avances y subir actividades extra. ¿Notas que alguien necesita una manita adicional? Entonces mándale retroalimentación personalizada sin complicarte: en Loom o Vocaroo puedes grabar mensajes en audio o video que se sienten más cercanos, sin tener que recurrir a apps personales como WhatsApp, ni usar tu número de teléfono. 

Como puedes ver detrás de dar clases debe haber una experiencia fluida y para ello es necesario construir un sistema a tu ritmo y estilo. Ya sea que enseñes en vivo, grabado, en grupo o uno a uno, tener un flujo de trabajo claro te ahorra tiempo, mejora tu organización y, lo más importante, le da a tus estudiantes una experiencia educativa mucho más rica.


Referencias:
-  Flujo de trabajo docente y toolbox digital - Escuela21
-  Cómo dar clases virtuales a través de una plataforma de formación - Ideaspropias editorial
-  ¿Cómo planear clases virtuales? - PruébaT

Paola  Cruz
Paola Cruz

Acerca del autor

Ave cantora que gusta de historias forjadas en acero y fuego de dragón. Historiadora de oficio, no cuentista de fantasías. Devota del arte arcano del journaling, maestra en la alquimia de la organización y diestra en el pícaro arte de compartir saberes cual juglar, acercando las historias y las relaciones a la era digital.