En todo negocio la lista de tareas a realizar nunca termina, siempre habrá algo más que hacer. Lo más común es realizarlas de acuerdo al tiempo que te llevará desempeñar cada una y así acomodar la agenda de forma que se realicen el mayor número de actividades posibles. Hasta hace poco tiempo ésta era la forma más lógica de organizarse pero hace poco leí el concepto de administración de la energía y resulta que es más sensato que lo anteriormente expuesto.

El concepto de administración de la energía se centra en realizar las actividades más desgastantes en ese momento del día en que tu energía está más alta. Para poder lograr lo anterior debes tener identificado si eres una persona de mañanas, tardes o noches. Teniendo eso claro debes programar las tareas que más pesadez o aversión te causen en el periodo donde tu energía está más alta para que logres terminarla, mientras que para tus periodos de baja energía debes reservar aquellas actividades que puedas terminar rápido o no requieran de demasiada concentración.

Un ejemplo de esto es la gente a la que se le dificulta estudiar por las noches, por lo que les resulta mejor dormir unas horas, levantarse temprano y estudiar antes del amanecer a llevarse una desvelada que tendrá pocos beneficios. O están aquellos que prefieren ir al gimnasio después de la oficina porque en la mañana no los levanta ni una cubeta de café.

El reto de este tipo de administración radica en ser honesto con tu persona y reconocer qué actividades te consumen más energía pero implementar este cambio representará un incremento importante en el número de tareas concluidas dentro de la larga lista de pendientes que seguramente tienes.

Entonces, ¿a partir de hoy qué harás? ¿Administrar tu tiempo? ¿Administrar tu energía? ¿O las dos cosas?